Por: Rev. Claudia Olmos
A mediados de Julio mis hijas y yo tomamos unas cortas vacaciones en Puerto Aransas. Uno de esos días cuando nos preparábamos para el regreso a nuestro Air B&B, mientras mis hijas se enjuagaban la arena en las duchas públicas y yo esperaba afuera, me llamo la atención un poster que decía “Escápese de la corriente”
Si lo atrapa la corriente peligrosa
- No luche contra la corriente
- Nade al nivel de la orilla hasta que la corriente se debilite
- Si no logra escapar, manténgase a flote pedaleando
- Si necesita auxilio grite o agite los brazos.
Nunca nade solo.
Como buena metafísica, inmediatamente encontré la relación y el significado con las “corrientes de la vida” y me pareció muy interesante como se podían relacionar estas corrientes del mar con nuestras propias vidas.
La vida es así, hay momentos en los que nadamos en aguas tranquilas, sin muchos cambios, algunas veces disfrutándolos más que otras, sin embargo, la vida tiene “corrientes peligrosas” que cuando llegan parecen movernos todo, y de momento parece que no encontramos una salida, aquellos problemas en el trabajo, con familiares o amigos, despidos, duelos, perdidas de todos tipos, etc. Esos momentos que nos sacan de la aparente tranquilidad en la que estábamos. Y una de las primeras cosas que hacemos es resistirnos, luchar por volver a esa tranquilidad en la que estábamos y que quizás no apreciábamos, pero ahora estamos en medio de la corriente…y quisiéramos escapar.
Tal como como lo vi en los pasos descritos en el anuncio en la playa:
No luche contra la corriente: Una de las principales premisas para salir del sufrimiento y empezar el camino de la sanación es justamente, no pelear contra la corriente, sino aceptar las cosas como son, no importa que tan graves nos lo parezca, pero aceptarlas. (No quiere decir resignarse). Soltar…
Nade al nivel de la orilla hasta que la corriente se debilite: Una vez aceptadas las cosas, tengamos paciencia, mantengámonos a flote, sintiendo todos los sentimientos que se vienen en este proceso, estos pueden variar desde la frustración, tristeza, enojo, hasta la esperanza; pero sobre todo tengámonos paciencia y auto amor mientras estamos en esta “corriente” porque lo más probable es que habrá momentos en que nos sintamos agotados.
Si no logra escapar manténganse a flote pedaleando: Aunque a veces el sanar una de esas “corrientes de la vida” conlleva un tiempo indeterminado no planeado, no hay que desesperar, mantengamos a flote con fe, sabiendo que esto es parte del proceso de la vida y que el proceso emocional más intenso pasará a medida que nos demos oportunidad de sentir.
Si necesita auxilio grite o agite los brazos: Dice un dicho que sí que uno de los actos más valientes que puedes hacer es “Pedir ayuda”. Puedes pedir ayuda a un buen amigo que pueda escuchar, un terapeuta o un consejero espiritual. Te darás cuenta de que cuando te abres a recibir ayuda siempre aparecerán los recursos para salir delante de cualquier desafío.
Y esto complementa en último punto: Nunca nades solo: Rodéate de personas que te apoyen, pero sobre todo ten presente que siempre tienes acceso a un recurso más grande que tú, que es Dios, el Universo, o el nombre con que el que tu corazón lo quiera nombrar, que, aunque por momentos pareciera que estuviese ausente, la verdad es que siempre está contigo para apoyarte.
Rev. Claudia Olmos
Directora del ministerio en español de Unity of Houston
2929 Unity Dr. Houston TX 77057
